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Arponera / octubre 2015
Torrecaballeros (Segovia): Oyendo el romance de "La Loba Parda".
Estando yo en la mi choza
pintando la mi cayada,
las cabrillas iban altas
y la Luna rebajada;
mal barruntan las ovejas
no paran en la majada.
Vide venir siete lobos
por una oscura cañada;
venían echando suertes
cuál entrara en la majada.
Le tocó a una loba vieja,
patituerta, cana y parda
que tenía los colmillos
como puntas de navaja.
Dió tres vueltas al redil
y no pudo sacar nada
y la otra vuelta que dio
sacó la borrega blanca:
hija de la oveja churra
nieta de la orejisana,
la que tenían mis amos
para el día de la Pascua.
—Aquí, mis siete cachorros;
aquí, perra trujillana
aquí, perro de los hierros,
a correr la loba parda.
Si me cobráis la borrega
cenaréis leche y hogaza
y si no me la cobráis
cenaréis de mi cayada.
Los perros tras de la loba
las uñas se esmigajaban
siete leguas la corrieron
por unas sierras muy agrias;
al subir un cotarrito
la loba ya va cansada.
—Tomad, perros, la cordera
sana y buena como estaba.
—No queremos la cordera
de tu boca alobadada;
que querernos tu pelleja
pa'l pastor una zamarra,
el rabo para correas
para atacarse las bragas,
de tu cabeza un zurrón
para meter las cucharas,
y las tripas para vihuelas
para que bailen las damas.
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